CALLAR de sí mismo, es humildad.
CALLAR palabras inutiles, es virtud.
CALLAR cuando acusan, es heroísmo.
CALLAR las propias penas, es sacrificio.
CALLAR cuando hieren, es sanidad.
CALLAR para defender, es nobleza.
CALLAR fefectos ajenos, es benevolencia.
CALLAR debiendo hablar, es cobardia.